Cuesta imaginar que exista en ninguna parte del mundo un viaje de un solo día mejor que éste. Es posible que los noruegos, siempre conscientes del alto coste de vida en su país, piensen que los turistas quieren sacar el máximo rendimiento a su dinero. Varias compañías ofrecen excursiones que te hacen subir montañas en tren y te llevan por carreteras vertiginosas hasta el mar para conocer el paisaje más famoso de Noruega: sus míticos fiordos.
El viaje más típico empieza con un trayecto en la línea férrea que circula a mayor altitud del norte de Europa, la de Bergen. Expuesta a las duras condiciones del clima atlántico, el simple hecho de mantenerla abierta es un prodigio de ingeniería, y celebrarás que así sea. Las vistas de las montañas son asombrosas, mientras la locomotora asciende por cuestas increíblemente empinadas. Desde allí esta especie de montaña rusa continúa al cambiar a la línea Flam, un trayecto de veinte kilómetros desde la estación alpina de Myrdal que atraviesa magníficos paisajes montañosos y poderosas cascadas.
Pero, a pesar de lo hermoso que es todo, no tardas en darte cuenta de que no es más que un sencillo aperitivo. Desde Flam, la siguiente etapa del viaje se realiza en barco. Aunque los fiordos son obviamente uno de los símbolos clásicos de Noruega, nunca te cansas de verlos. Estos cauces de mas profundo, moldeados por el hielo, te dejan sin aliento, y las altísimas paredes de piedra a ambos lados consiguen que en ocasiones te cueste creer que estás en el agua. Legendarios, laberínticos y realmente preciosos, los fiordos te dejan imágenes que nunca olvidarás.
La última etapa de esta fabulosa jornada te lleva, en autocar, por una impresionante y sinuosa carretera de montaña hasta tu destino final es Stalheim. Desde allí puedes volver a Bergen en tren.
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